Joan, un novillero de 17 años, se encuentra un viejo esportón de toreros en la plaza de Las
Arenas, ya en proceso de ser convertida en un gran centro comercial, y comienza con él un diálogo
en el que la experiencia abre los ojos al ímpetu juvenil y le enseña las claves de la torería, la
técnica y la magia del toreo. Según la autora lo califica como un "cuento en el que invito a soñar,
a dejarse llevar por la fantasía, las ilusiones y la imaginación de un joven catalán que sueña con
ser torero".
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