Baleares y Canarias son los únicos lugares que no se ven afectados por esta
medida. Esto no debiera ser un dato alarmante para el consumidor ya que la lengua azul no se
transmite a las personas sino que se trata de una enfermedad económica, tal y como explicaba el
veterinario de ASAJA Málaga, Carlos Carreira.
Los síntomas de la lengua azul son: fiebre, destilación nasal e inflamación de
las mucosas que puede originar un edema en la zona de la garganta y la lengua, dándole un tono
azulado. Aunque esta enfermedad afecta a todos los rumiantes, la nueva normativa obliga a vacunar
sólo a vacas y ovejas, siendo estas últimas la especie más sensible. En cabras los daños no son muy
fuertes y en vacas prácticamente inexistentes, el gran problema es son portadoras del virus.
Hace un par de meses salió a la luz un brote de lengua azul en la explotación de
Alhaurín El Grande (Málaga). Se trataba del serotipo 8 procedente del centro de Europa.
A pesar de la nueva normativa, el veterinario Carlos Carreira afirma que en este
momento no existe un tratamiento eficaz contra la enfermedad, por lo que las medidas que hay que
tomar son de vigilancia y control. Aunque si hablamos de prevención las medidas tampoco son lo
suficientemente eficaces, ya que las vacunas actúan contra uno o dos serotipos por lo que en el
momento en el que aparece uno nuevo la vacuna no es válida.
En lo que respecta a la vigilancia, cree que lo importante es saber si existen
casos de lengua azul en los países vecinos de manera que se pueda vacunar a los animales antes de
que el virus cruce la frontera. Hay que tener en cuenta que existen “explotaciones vigías” para
determinar la presencia del virus y trampas para capturar mosquitos.
Algunas de las medidas que se han tomado para evitar la expansión han sido
desinsectar explotaciones, animales y medios de transporte, además de restringir los movimientos de
los animales desde las zonas afectadas.
En el momento en que España entra en la zona restringida el movimiento de
animales vacunados será más fácil.
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