Junta de Castilla y León ITACyL
Centro Etnográfico del Toro de Lidia
  
Lección de historia y toros en el escrito de D.Gonzalo Santonja: "Una larga cambiada"
General  -
La Gaceta, períodico local de Salamanca, del domingo día 21 de enero, en su sección de: "La del Alba" a través de las palabras de D.Gonzalo Santonja, Premio Nacional de Literatura, saca a la luz unas acalaraciones históricas sobre los detractores de la Fiesta.

Una larga cambiada

Se transcriben las palabras de D.Gonzalo Santonja, haciendo referencia al tema que nos ocupa: " Así pues, me situaré en el territorio de la historia y los toros para aclarar unas palabras antoñanas de Pío V, San Pío V, que en 1567 promulgó una bula, De Salute Gregis , dictando la prohibición de los festejos populares, anatema recurrencialmente esgrimido con falsedad por los detractores de la Fiesta.

En realidad, Pío V, [...] no arremetió contra las corridas de toros. Se limitó a prohibir que se los corriese. Y correr los toros ninguna relación guarda con torearlos. En realidad, torearlos es justamente lo contrario de correrlos. Porque se trata de contener su carrera, de refrenarlas y, embarcando al toro, ora al capote, ora a la muleta, llevarle el paso, transformada la fuerza en sosiego y en levedad la violencia. Lo contrario, ya digo. A San Pío V sólo le molestaban " esos espectáculos en los que se corren los toros y otras fieras". Mal informado, posiblemente pensaría en la cacería del zorro.

Siguiendo con sus palabras, San Pío V censuraba que los protagonistas de tales espectáculos se colocaron a pique de muerte, pero eso tampoco casa con nuestros festejos taurinos, en los cuales, siendo exactos, los toreros no se poene en peligro de perder la vida sino en riesgo de ganar la gloria, que es mucho más temerario, porque en España, como de sobra se sabe, los éxitos levantan ampollas y originan resquemores tenaces. En cualquier caso Felipe II, el rey prudente, censuró la publicación de ese texto, desmoralizador para el pueblo y pésimo para la administración pública, y el Papa siguiente, Gregorio XIII, remachó los efectos de esa intervención regia al anular esa bula con otra bula, titulada Exponis nobis , firmada el 25 de agosto de 1575, que es la buena, con banderillas doctrinales y estocada teológica. Así pues, nada de nada.

Hasta finales del XVI estuvo en candelero la cuestión de la asistencia como espectadores de los clérigos, pero Clemente VIII terminó con esas quisicosas en1596 merced una tercera bula, igualmente sabia: Suscepti Muneris, cuyo latín franqueó definitivamente las puertas de las plazas de toros a los sacerdotes . No hay ni hubo más, con la excepción de un cura abulense y de su obispo, que algún día nos ocupará, tal vez en otro entreacto de la mojiganda del Archivo de nuestras discordias."

 

  Toro de Lidia  |   Nota legal  |   todos los derechos reservados  |   Accesibilidad