"Hasta ahora el análisis del comportamiento de estos animales se ha realizado mediante la observación
directa, algo que lógicamente puede condicionar los movimientos o los hábitos", ha declarado a DICYT el
director del Centro de Investigación del Toro de Lidia, Juan José García. "De esta manera sabremos cómo se
comportan en la dehesa, por dónde se mueven, y podremos optimizar los recursos que necesitan o ver los
vínculos materno-filiales entre estos animales, por ejemplo, así como otros datos de interés", explica el
responsable de la iniciativa.

Mucha información
Pero los sensores que los técnicos les colocan a los toros hacen mucho más que simplemente controlar sus
movimientos, ya que miden la distancia que recorren o la frecuencia cardiaca y respiratoria, con lo cual,
ofrecen mucha información útil para diversos campos. "Podemos ver si los elementos extraños les alteran, si
la presencia del ganadero modifica sus comportamientos y de qué forma se adaptan a esa presencia
repetida", señala Juan José García. Así, los dispositivos miden sus constantes en reposo o galopando, así
como la manera en que se alteran por el transporte en camión, habitual en estos animales que, en gran
medida, aunque no todos, acaban siendo trasladados a plazas de toros.
A través del mismo sistema que utilizan los teléfonos móviles, todos estos datos se envían a un ordenador,
donde los investigadores pueden analizarlos pormenorizadamente. De esta manera, se consigue el objetivo
de estudiar los hábitos de estos animales influyendo lo menos posible en su hábitat, salvo si se trata de
controlar, precisamente, su reacción ante la presencia humana.

Vacas con GPS
El sistema GPS (cuya denominación procede del inglés Global Positioning System y se traduce por
Sistema de Posicionamiento Global) permite determinar con gran precisión la posición de un objeto
mediante una red de satélites y sus campos de aplicación son cada vez mayores. De hecho, es la primera
vez que se va a utilizar para el estudio concreto del toro de lidia, pero ya se utiliza para otros proyectos
similares. Por ejemplo, la propia Universidad de León participa en la actualidad en un proyecto de control
por GPS de unas 600 vacas en la comarca de Omaña.

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