El objeto de la Ley es delimitar la Tauromaquia como parte del patrimonio
cultural digno de protección en todo el territorio nacional. Esto trae como consecuencia, en un
marco de colaboración entre las diferentes Administraciones Públicas, un deber general de
protección y, a su vez, unas medidas de fomento y protección en el ámbito de la Administración
General del Estado.
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