Según el
Reglamento de 1992: "Las reses recibirán el castigo en cada caso apropiado de acuerdo con
las circunstancias. El espada de turno podrá solicitar, si lo estima oportuno, el cambio de tercio,
después, al menos del primer puyazo. A excepción de las plazas de primera categoría en las que
serán como mínimo dos, y el presidente ordenará el cambio de tercio cuando considere que la res ha
sido suficientemente castigada."
Paquiro considera que: "El mérito de la suerte de picar consiste principalmente en que el
toro no llegue al caballo y lo hiero o lo mate; y esto, como se ve claramente, necesita no sólo
habilidad, sino la fuerza competente".
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