Junta de Castilla y León ITACyL
Centro Etnográfico del Toro de Lidia

LA VILLA DE FUENTESAÚCO

Fuentesaúco es un municipio de la provincia de Zamora situado, como referencia, a 33 kms. de la ciudad de Salamanca, a 38 kms. de la ciudad de Zamora y a 38 kms. de Toro.

Su población, cercana a los 2.000 habitantes, se halla en la cabeza de la comarca de La Guareña, de la cual se considera capital.

Posee, además de su fama por los garbanzos, deliciosos al paladar y citados por varios autores literarios como Quevedo y Camilo José Cela, varios monumentos de interés para el visitante, como la iglesia de Santa María del Castillo, a escasos metros de la Plaza Mayor, y que data de los siglos XIV-XV, la iglesia de San Juan y el Convento de las Claras, conocido hoy como la Ermita de los Dolores. De la misma manera, su Plaza Mayor posee varios soportales que la dotan de una especial belleza. También hay, repartidas por el pueblo, varias casas de construcción antigua, conservando algunas de ellas escudos y blasones de piedra en sus fachadas.

Este municipio, mayoritariamente dedicado a la agricultura y a la ganadería, destaca, y es conocido en diferentes lugares, fundamentalmente, por los ya mencionados garbanzos, si bien en el municipio existen, además de cultivos de la mencionada legumbre, otros cultivos mayoritariamente cerealistas, remolacheros y, contribuyendo al conocimiento de la localidad fuera de su término, de otro producto que toma fuerza en sus campos y fama en los mercados: el espárrago. Sin olvidar tampoco el ajo, otro cultivo típico de la comarca. Tampoco hay que dejar de nombrar los excelentes vinos que en esta localidad y, en general, en la zona, se producen, algunos de ellos integrados en la Denominación de Origen “Vino de Toro”, y otros en la Demarcación Territorial “ Tierra del Vino”. En el ámbito ganadero, existen varias explotaciones de vacuno, porcino y ovino. En cuanto a la industria, varias cárnicas que generan productos de contrastada fama y reconocimiento, así como otras varias pequeñas y medianas empresas dedicadas a la construcción, a alimentación y, en su mayoría, al sector servicios.

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  Foto cedida por gentileza de D. Daniel Corral, 1971

En lo cultural, es necesario mencionar especialmente su Semana Santa, con tallas de prestigio y una solemnidad propia de la tierra castellana que tanta fama tiene fuera de la comunidad, además de múltiples iniciativas culturales relacionadas con publicaciones locales,cursos, representaciones teatrales y otras actividades relacionadas con la cultura, como la celebración de la tradicional feria el martes siguiente a la fiesta de Todos los Santos, con la también tradicional degustación de bacalao.

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  Foto cedida por gentileza de D. Luis Gullón, 1972

Pero es, además de por sus garbanzos, sus espárragos, sus ajos y sus vinos, y por sus deliciosos embutidos, por sus famosos “ ESPANTES” por lo que se conoce a esta localidad zamorana. Estos peculiares festejos, enmarcados dentro de la celebración de sus Fiestas de Visitación, gozan de una originalidad y vistosidad que los hacen especiales, no sólo para los habitantes del municipio, sino para todos aquellos residentes en lugares de la zona, de localidades más lejanas y, por supuesto, de todos aquellos originarios de Fuentesaúco que, en otros tiempos, y por diversos motivos, tuvieron que salir del municipio en busca de trabajo.
Más información sobre Fuentesaúco en www.fuentesauco.net

LAS FIESTAS DE VISITACIÓN


ORIGEN:
Allá por el siglo XVI, las ahora denominadas Fiestas de Visitación, llamadas también Fiestas de Santa Isabel, por celebrarse actualmente en la Festividad de la Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel (un nombre demasiado largo para denominar a la fiesta pero que sería el exacto, y el que se dio en su origen), debe su nacimiento al acuerdo entre los dos alcaldes ordinarios que en 1596 representaban los órganos de gobierno de la localidad.

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Foto cedida por gentileza de Luis Gullón, 1964 Foto cedida por gentileza de Luis Gullón, 1980

 

El 17 de junio de 1596 el plenario acuerda celebrar tal festividad el día dos de julio, celebrando La Visitación de María a Santa Isabel, acto que es ratificado por las autoridades políticas y religiosas.
Por aquellas fechas, la villa de Fuentesaúco se hallaba dividida en el aspecto religioso (que se correspondía con una virtual separación física y geográfica), de tal forma que los feligreses celebraban sus actos religiosos en las iglesias de San Juan y Santa María, respectivamente. Esta festividad hacía poner de acuerdo a ambas parroquias, un tanto enfrentadas en el plano social, ya que hacía perfectamente compatibles las veneraciones religiosas de todos los habitantes, al unir las dos figuras en una festividad neutral, pero que relacionaba las figuras religiosas al celebrar la Visitación de "Santa María" a su prima Santa Isabel, a la sazón madre de "San Juan Bautista".
A pesar de ser inicialmente una celebración esencialmente religiosa, el tiempo quiso que se fueran agregando ingredientes taurinos a la misma, de modo que con el transcurrir de los años se fueron concediendo permisos y presupuestos para tal fin, y de igual manera se fueron corriendo varios toros y novillos con motivo de tal festividad, a la vez que se celebraban refrescos, bailes y lanzamiento de cohetes, como símbolos e ingredientes de toda festividad.
Es ya a mediados del siglo XIX (fecha en la que se construyen los soportales de la Plaza Mayor de Fuentesaúco) cuando, después de tanta progresión en esta fiesta, se consolida fehacientemente el hecho de los espantes, encierros, corridas y novilladas, que componen el cartel esencial de este festejo hasta la fecha.

 

Los principales y más conocidos festejos de estas Fiestas, por su originalidad y su exclusividad, son los “espantes”, una actividad que se remonta al principio de la celebración de esta festividad, originalmente celebrada el dos de julio. Los “espantes” han mantenido su esencia desde sus principios, si bien son un acto que nació del enfrentamiento social bien entendido entre los deferentes niveles socioeconómicos de la localidad. Unos, ganaderos o poseedores de caballos, eran los encargados de traer desde la finca de origen a los toros, junto con los cabestros, para encerrarlos en los corrales del pueblo, con el objetivo de que fueran toreados por la tarde en la plaza de toros, ubicada en el centro del pueblo. El resto, pueblo llano, deseoso de diversión, y también motivado por un sentimiento socio-cultural que le diferenciaba de los poderosos, salía a esperar a la entrada del pueblo con el ánimo de“espantar” a la manada que venían conduciendo los caballistas, obligando a estos a reunir de nuevo la manada y volver a intentar encerrarla por las calles del pueblo.
Con el paso del tiempo este acto se ha convertido en una tradición muy arraigada, no sólo en la Villa de Fuentesaúco, sino también en toda la zona.

 

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Es necesario mencionar que los llamados "espantes" son un acto que sólo se celebra de este modo en Fuentesaúco, si bien se celebran actos parecidos pero no iguales en localidades limítrofes, sin determinarse documentalmente donde se iniciaron este tipo de eventos. A diferencia de los espantes, los encierros constituyen un elemento indispensable en todas estas localidades, que se agrupan en un territorio de unos quince o veinte kilómetros de radio y que tiene su centro en un punto imaginario muy cercano a Fuentesaúco, localidad elegida por la inmensa mayoría de los que deciden contemplar estos festejos, y que hacen que se desplacen miles de personas, durante los días en que se celebran estas fiestas, procedentes de diversos puntos de la provincia y de otras provincias de Castilla y León, así como de las grandes ciudades a las que, hace tiempo, tuvieron que emigrar muchos en busca de trabajo pero no por ello han perdido la afición.

Más información sobre Las Fiestas de Visitación en www.fiestasaucana.com

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  Foto cedida por gentileza de Dña Berta Romero, datado 1958


HISTORIA:
Desde aquellas verdaderas obras de ingeniería popular en los que la plaza de toros se preparaba a base de tablones y maderos en la Plaza Mayor, a golpe de martillo, hasta que en 1958 se arregló la misma, pavimentándola, plantando árboles y poniendo bancos, este pueblo y sus fiestas han resultado ser un campo de cultivo para multitud de historias que pasarán, sin duda, de bocas de abuelos y padres a oídos de hijos y nietos, para hacer éstos los mismo con sus vivencias y sus descendientes. Habría que hacer un recorrido virtual pasando por los tiempos en los que la plaza de toros pasó a ubicarse en la Plaza de Santa María, hoy destinada la mayoría de los días a contemplar su magnífica iglesia del siglo XV, o a albergar el mercadillo de los viernes o las ferias en los días de fiesta, y por aquellos más recientes en los que la plaza portátil se instalaba en "el mercadito", hasta que construyeron allí el centro médico y los pisos de protección oficial, hasta la no menos vistosa y espectacular plaza de toros, una plaza fija y una verdadera obra de ingeniería, situada hoy en las afueras del pueblo.

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  Foto cedida por gentileza por Dña. Berta Romero.

También, y por los mismos motivos, ha llevado a conocer a personas que, por su implicación o afición a la fiesta y al mundo de los toros, han dejado su huella dentro del mundillo, y que son recordados por unos o por otros con especial trato, bien sea por su labor en los encierros a caballo, ayudando o ejecutando los espantes, como a pie, por sus cortes, sus carreras y su entrega. Estos personajes, como aquellos famosos héroes de leyenda, guerreros, reyes, navegantes, inventores o descubridores, han firmado con letras de oro en el libro de estas fiestas que, si bien no se pueden comparar a esas otras gestas, para el saucano suponen una parte importante, innegable e imprescindible de su historia, de su ser y de su sentir. Son, sin lugar a duda, parte de su propia vida y de su existencia.

Es innegable que para el saucano, ya sea de nacimiento o no, sea residente en la localidad o viva fuera de ella, estas fiestas se viven de manera especial. Sin ser las fiestas patronales, puesto que éstas se celebran meses antes en honor a la Virgen de la Antigua, patrona de Fuentesaúco, gozan incluso de mayor reconocimiento que éstas, con todos los respetos, por todo lo que ello significa para este pueblo castellano con una gran afición. Incluso para los no saucanos, estas fiestas significan algo más que unas meras “fiestas de pueblo”.

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  Foto cedida por gentileza por Dña. Berta Romero, 1994.

El simbolismo de estos festejos, centrados en la figura del toro bravo, se remonta al mismo origen de estas fiestas, en las que los mismos preparativos de tablados, cercados y vallas ya eran, de por sí, otra celebración, sobre todo para la chiquillería, que por esas fechas ya libre de quehaceres escolares, aprovechaba para “ jugar a los toros” por las calles, aprovechando el recorrido habitual de la época. La llegada de la fecha clave, cada año, suscita el interés y un “ cosquilleo” especial muy difícil de expresar, pero que todo el que se sienta saucano o haya visitado la localidad en alguna ocasión por esas fechas sabrá reconocer perfectamente. Niños, adultos y mayores, trabajadores, estudiantes, amas de casa, agricultores... todos ultiman sus preparativos y ordenan sus agendas para no perderse detalle de estos festejos taurinos populares que tanto arraigo tienen en esta localidad.

En su momento, y no hace tantos años, las mujeres preparaban sus cocinas para tal festividad, destinando a sus cazuelas pollos y conejos criados en los corrales durante los meses anteriores, con el único objetivo de servir de viandas en esas fechas tan especiales para el sentir saucano. Las bodegas, repartidas por todo el subsuelo saucano, eran el hervidero en la hora del almuerzo y algunas noches. Muchas cosas han cambiado, naturalmente, desde esos tiempos no tan lejanos, puesto que la localidad ha experimentado el mismo desarrollo que otros lugares a través de los tiempos y, a pesar de seguir enclavada en un medio rural, son palpables los signos de progreso en la misma. Además, existen muchas menos bodegas, por abandono o por derribos de las plantas superiores, en las casas ya no se crían animales para consumo propio, y hasta las comidas y los almuerzos se realizan de forma diferente. Pero lo que no ha cambiado es el sentir de un pueblo que comienza verdaderamente a hervir desde días antes de la llegada de la fiesta de los toros.

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Foto cedida por gentileza por D. Luis Gullón, 2005. Foto cedida por gentileza por D. Luis Gullón, 2005.

 

Cierto es que no todo ha sido sólo fiesta y alegría en estos más de cuatrocientos años de historia. La fiesta también ha dejado tintes dolorosos, como ingrediente amargo de lo que es todo el conjunto de festejos. Ha habido cogidas, más o menos graves, unos años más y otros menos, aunque tampoco se hayan producido grandes tragedias. Ha habido ocasiones con nueve cogidas en un mismo día y días totalmente limpios, cogidas en el prado, en la calle... y algunas quedarán en la retina de todos aquellos que las contemplaron. Tanto es así, que el éxito de los “espantes” de Fuentesaúco y la bravura de las añadas de los toros se medía por el número y la gravedad de las cogidas de cada año. Al ser una de las primeras fiestas de la temporada, tanto a nivel comarcal, como provincial y regional, en el resto de localidades se percibía cómo iban a ser de bravos los toros en función de las cogidas de Fuentesaúco.

También ha habido connotaciones un tanto graciosas, por denominarlas de algún modo, como es el hecho de que en una ocasión, en 1965, y por motivos económicos, no hubo toros, y los jóvenes improvisaron un encierro con burros. Otras dos ocasiones marcaron el calendario como fechas en las que no hubo toros, en 1927 por una tormenta de granizo que dio al traste con la cosecha y otra durante la Guerra Civil Española.

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Foto cedida por gentileza por D. Luis Gullón, 2005. Foto cedida por gentileza por D. Luis Gullón, 2005.


Más información sobre Las Fiestas de Visitación en www.fiestasaucana.com

DESARROLLO:
Las Fiestas de Visitación tienen lugar en Fuentesaúco todos los años a primeros de julio, comenzando el primer viernes de este mes y extendiéndose durante cinco días.
Estas Fiestas se celebran con motivo de la Visitación de la Virgen María a su prima, Santa Isabel, por lo que también son conocidas como Fiestas de Santa Isabel, coincidiendo la festividad por estas fechas y cuya explicación puede verse en el apartado referente a la historia de estas Fiestas.
Pero la fiesta comienza mucho antes, el día de la festividad de la patrona local, la Virgen de la Antigua, día en el que, tras la procesión vespertina, que conforma junto con la misa de doce los dos actos centrales de tal día, en torno a las 20:30h, la gente se dirige al Teatro Municipal (antes este acto tenía lugar en el Salón de Plenos del Ayuntamiento) para que las autoridades informen de los festejos que, por esas fechas, o están cerrados o en proceso de cerrarse. A la voz de "¡queremos toros!" por parte del respetable, se inicia un acto cargado de tradición y emotividad del que todo el pueblo sale conociendo más o menos el cartel de fiestas, los actos programados y, en ocasiones, la ganadería de la que proceden los astados de los encierros y quiénes serán los encargados de realizar los espantes. También es aprovechado este acto para exponer sugerencias relacionadas con estos festejos.

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Foto cedida por gentileza por Dña. Berta Romero.  

Días antes de las fiestas, sobre el día de San Juan, se coloca en el balcón del Ayuntamiento "La Mariseca", una serie de carteles que anuncian la proximidad de las fiestas y que dotan a la Plaza Mayor de un color diferente, preparando lo que serán las inminentes fiestas. Esto también ayuda a que ese sentir saucano vaya poniendo en ebullición a los habitantes de la Villa.
Dos días antes de la fiesta, esto es, el miércoles, se traen los toros a los corrales, momento que aprovecha el saucano y, cada año más, gentes de otros lugares, para dirigirse a tan concurrido lugar y contemplar la bajada de los toros del camión a los corrales, juzgándose ya la bravura de los toros, por la manera de bajar del camión, y la estampa. Los toros se sacarán al prado el jueves y el viernes, para que se hermanen con los mansos y se acostumbren al lugar, recogiéndolos al atardecer en los citados corrales.
El viernes de la fiesta, esto es, el día de la víspera, se dirigen el pueblo y las autoridades, acompañados por la música y la alegría de las peñas (ingrediente imprescindible y muy importante de estas fiestas) a la ermita de la Virgen de la Antigua, para celebrar las vísperas y rezar una salve a la virgen, pidiendo protección en estos días y la bendición general.


Posteriormente a este acto, se dirigen todos al prado, donde se encuentran las reses que participarán en los espantes y encierros de los días siguientes. Se procede a encaminar a las reses hacia los corrales, donde pasan la noche, y el pueblo aprovecha para hacer comentarios y evaluar el estado, estampa y bravura de los toros. Esto se lleva consiguiendo pocos años, puesto que, hasta hace poco, este acto se realizaba sin vallado alguno, y varios exaltados aprovechaban para interponerse en el camino de las reses para impedir la entrada en los corrales, lo que normalmente suponía enfrentamientos con las autoridades y un detrimento de la fiesta, al estar los toros "calientes" al día siguiente, algo que no se hace recomendable por el consabido daño que hace “ tocar” a un toro antes de ser lidiado, toreado o corrido.

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Foto cedida por gentileza por D. Luis Gullón, 2005 Foto cedida por gentileza por D. Luis Gullón, 2005


Por la noche se celebra un desenjaule, precedido por el lanzamiento de un castillo de fuegos artificiales, que antes se lanzaba en la Plaza Mayor y ahora en las afueras del pueblo, junto a la Plaza de Toros. Después del desenjaule, se celebra un encierro urbano nocturno, lleno de peligros y emociones, que dura aproximadamente una hora.
El sábado y el domingo son los denominados platos fuertes de los festejos. Ambos días, a las 10:00h, se celebran los famosos "espantes”, acto que se desarrolla en el Prado de la Reguera y que consiste en que los caballistas, una vez reunida la manada de toros y cabestros, la conducen al paso hacia el extremo contrario, donde esperan los espantadores en la zona destinada para ellos. Cuando la manada está más cerca de la línea de espantadores, los caballistas apretarán la marcha de la manada, llevándola de frente a los participantes de a pie, quienes, esperando la llegada de las reses, saldrán a espantarlas, cuando éstas se encuentren a unos metros de distancia.
Cabe destacar en este punto, por no haberse hecho en los anteriores, y por estar dedicado este apartado al acontecer y simbolismo de estas fiestas, que los “espantes” en Fuentesaúco son un acto difícil de explicar a quien no los ha visto nunca, e incluso sería difícil de entender para alguien que no haya participado activamente en ellos, debido a que sus dosis de riesgo y emoción no se pueden sentir ni transmitir si no se ha puesto uno de frente a una manada de toros y mansos que se dirigen al galope frente a él, sintiendo el cencerreo y el golpear de sus pezuñas en el suelo de una pradera llena de gente que siente las mismas sensaciones, y que comparte una afición, un sentir, un simbolismo y un afán de mantener las tradiciones. Por mucho que se explique el desarrollo de estos festejos, para descubrir su espectacularidad y entender su singularidad, hay que vivirlos, contemplarlos, sentirlos, compartir esas mañanas de julio bajo un sol de justicia, escuchando el murmullo del público, el griterío que aún se mantiene, los comentarios sobre la ejecución del “espante”, y toda una serie de sensaciones que el que las ha vivido sabe exactamente cuáles son y que, para el que no las conoce, invitamos a descubrir.
Hoy en día se siguen realizando los tres espantes de costumbre, siguiendo y manteniendo una tradición que cada año parece sufrir novedades en cuanto a legislación y reglamentos, pero que cada año también se esfuerza por sobrevivir y perdurar.
Tras los espantes, se dirige a las reses hacia unos corrales situados en el pueblo, donde descansarán hasta que dé comienzo el encierro urbano, que tiene lugar hacia las 12:30h, en un recorrido que nos lleva desde la plaza mayor hasta la plaza de toros.
Por la tarde tienen lugar, el sábado y el domingo, sendas corridas de toros y rejones, en las que los aficionados de la localidad y de los pueblos y ciudades cercanas tienen la posibilidad de contemplar a figuras del toreo de primer nivel, como pueden ser El Juli, Miguel Abellán, Jesulín de Ubrique, El Cordobés, y en su día Víctor Mendes, Julio Robles y un largo etcétera que agrupa a primeras figuras del toreo y del rejoneo, si bien no hemos tenido siempre la suerte de contar en el cartel con estas figuras, apareciendo en algunos de ellos otros novilleros, matadores y rejoneadores de no tanto renombre, pero con arrojo y valentía.
Por la noche, también el sábado y el domingo (y, como veremos, el lunes), se celebran animadas y duraderas verbenas populares, con la actuación de orquestas de reconocido prestigio nacional llegadas de diversos puntos de la geografía española, que hacen moverse a los saucanos y a la multitud de visitantes que esos días recibe la localidad.
El lunes tienen lugar los mismos festejos que el sábado y el domingo, pero esta vez con vaquillas, teniendo lugar los espantes en el prado y el encierro urbano por las calles. En su origen, la fiesta de este día estaba destinada a chicos y chicas jóvenes. Por la tarde se suele celebrar una novillada o becerrada de promoción. Por la noche se celebra la tercera de las verbenas, con un marcado sentimiento de finalización de las fiestas.
El martes, desde hace unos años hasta ahora, tiene lugar un encierro urbano sobre las 12:00h, con algunas de las diez o doce reses que participaron en los festejos del sábado y el domingo. Por la noche, sobre las 22:00h, se celebra otro particular encierro urbano. Se divide el recorrido vallado en dos partes. En una de ellas se sueltan vaquillas. En la otra, se sueltan toros. Estos encierros duran hasta las 00:00h y dan por finalizada la fiesta.
Más información sobre Las Fiestas de Visitación en www.fiestasaucana.com

SITUACIÓN ACTUAL Y FUTURO:
Mención especial merece la situación actual de estas fiestas y la visión de futuro de las mismas. En los tiempos actuales, Fuentesaúco se esmera por llevar a buen puerto una normativa municipal que unos cuantos aficionados (todos ellos muy implicados en la fiesta), junto con algunos representantes municipales, han trabajado, editado y revisado.
Esto tiene lugar como fruto de una corriente popular que ha surgido a raíz de las constantes modificaciones a los que se ha sometido últimamente a los festejos taurinos populares en general, y el cambio que iban sufriendo las Fiestas de Visitación en particular, con la pérdida de “ espantadores” y la desinformación y falta de apoyo por parte de otros aficionados.
La aprobación de esta normativa, si eso se llega a producir, supondrá una regulación del desarrollo de los festejos, así como de la participación en los mismos por parte de los diferentes aficionados, espantadores, corredores, cortadores, caballistas y espectadores. Y el objetivo de esta normativa está claro: Mantener la configuración, la estructura y la tradición de los festejos para velar por la supervivencia de su singularidad, pureza, trascendencia, dignificación y espectacularidad, así como garantizar la seguridad e integridad de los diferentes participantes, la ausencia de maltrato a las reses y el agotamiento físico de las mismas.

Más información sobre Las Fiestas de Visitación en www.fiestasaucana.com

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Foto cedida por gentileza por D. Luis Gullón, 2005 Foto cedida por gentileza por D. Luis Gullón, 2005


Trabajo coordinado por D. Roberto González a petición del Ayuntamiento de Fuentesaúco .

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